Todos los índices muestran que prosigue la marcha hacia el colapso financiero de España. Durante semanas los griegos, portugueses y españoles hemos sido acusados del nefando pecado de haber vivido por encima de nuestras posibilidades; de poner en peligro al euro con nuestros endeudamientos. Se nos ha amenazado con la expulsión de la moneda única.
Pero, a continuación, se nos ha abierto un horizonte de absolución. El plan de rescate aprobado para Grecia muestra que la Eurolandia-Providencia está decidida a salvar a los PIGs. Es decir, a salvar a los bancos europeos acreedores de nuestros banqueros. Naturalmente, ello comporta la oportuna penitencia: un ajuste sobre las espaldas de los trabajadores ejecutado bajo inspección directa de los burócratas de la CE, complementados por los del Fondo Monetario Internacional. Siempre ha sido útil aterrorizar primero a las ovejas para dejarlas pastar tranquilamente a continuación, antes de llevarlas finalmente al matadero.
Ante esa perspectiva, Zapatero puede seguir con sus políticas clientelistas de promoción de energías renovables, rehabilitación del ladrillo y demás majaderías del Plan Zurbano, a las que se suma el cochecito eléctrico. Puede seguir alentando el gasto público incontrolado de las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos. Puede imponer alzas de impuestos que abismarán todavía más el consumo, la producción y el empleo.
Puede seguir inundando los mercados con sus títulos de deuda pública que no tardarán en ser calificados de bonos basura. Nada de eso intranquiliza a Zapatero. Sabe que al final vendrá el rescate, al que se sumará llamándonos al sacrificio “en bien de España y Europa”. Y sabe además perfectamente que el rescate no será gratis. Implicará recorte brutal de las inversiones en infraestructuras y del gasto social, reducción en un 20% de los salarios y rebaja de las pensiones, nuevos avances de la privatización de la sanidad, servicios de seguridad y empleo y desmantelamiento de lo que queda de sector público. Por ello acepta que aportemos 3.600 millones de euros a los fondos de rescate de la CE e incluso ha comenzado a clamar a favor de una “gobernanza europea” que imponga en todas partes los planes del gran capital del eje franco-alemán. El proyecto final de Eurolandia es el desmantelamiento de las naciones más desvencijadas, entre ellas España, que Zapatero considera “discutida y discutible”.
Entretanto Rajoy, después de apoyar el Plan Zurbano de Zapatero, se dedica a recoger firmas contra el aumento del IVA.
El régimen al completo es un régimen de aniquilación de España. Ha destruido la Nación, ha destruido su economía y está por ver si ha conseguido destruir la dignidad de quienes se siguen considerando españoles. A todos ellos se dirige el Partido Nacional Republicano como partido de contra-aniquilación, de refundación democrática y socialista de la patria española.