En el pasado mes de mayo, Zapatero fue forzado por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional a iniciar un programa neoliberal de vuelco de la crisis sobre los trabajadores, como condición del salvamento del gran capital para cuando llegue la quiebra formal del reino de España. Desde entonces, Zapatero está amortizado. La intención de voto al PSOE, sumida en la decepción, cae estrepitosamente. El timo general del 29-S, pactado por Méndez y Toxo con el gobierno, se salda en un ridículo. Tomás Gómez, apoyado por felipistas y guerristas, se rebela contra el intento de Zapatero de colocar a Trinidad Jiménez a la cabeza de Madrid. A escala internacional, Zapatero es motivo de chirigota.
Ahora se produce un cambio gubernamental y deberíamos preguntarnos si se trata tan sólo de un cambio en el gobierno, o es más bien un cambio de gobierno. Parece lo segundo. La vieja guardia felipista toma las riendas y Rubalcaba se erige de facto en «Duce», directamente apuntalado por Jáuregui y Marcelino Iglesias. El hombre de moda es nada más y nada menos que el antiguo portavoz del gobierno de los GAL, luego director de la campaña de agit-prop del 13-M de 2004, y más recientemente encubridor del caso Faisán. Jáuregui está vinculado a la reunión constitutiva de los GAL, e Iglesias formó parte de la plantilla del aparato felipista, tras lo cual fue abanderado de la liquidación del Plan Hidrológico Nacional.
Destaca, además, el hecho de que gran parte del entorno zapaterino ha sido barrido, empezando por la colección de muñequitas fashion. Pajín pierde la responsabilidad de organización del partido y, merced a una patada hacia arriba, recala en Sanidad, donde podrá dedicarse a proferir bobadas junto con la desbancada Aído, degradada a secretaria de Estado. El despojo alucinatorio Moratinos tendrá que irse a llorar sobre el hombro del sultán de Marruecos, de Chávez, Castro y demás adheridos a la «alianza de civilizaciones». PRISA vuelve a ser el grupo pro-gubernamental, ahora con el apoyo de Telecinco-Cuatro, y Rubalcaba dejará tirado al grupo de propaganda específico de Zapatero (Mediapro-La Sexta-Público). Alonso, compañero de colegio de Zapatero, ve eclipsada su estrella. Chacón deberá conformarse con rehacer el PSC, tras la probable debacle de noviembre. Blanco, que se creía ungido para grandes destinos, y para eso se hizo un cambio de look, todavía se pavonea como hombre de la nueva situación, pero tendrá que resignarse a volver a Galicia y disputarle la presidencia a Feijóo. Con el fin de engatusar a algunos despistados de la izquierda, han pescado a la comunista arrepentida y consumada trepadora Rosa Aguilar. La UGT, que forma parte del aparato laboral del régimen, se incrusta hora en el gobierno a través de Valeriano Gómez. Un regreso, y no un progreso: recuerda la presencia de Solís Ruiz, jefe de los sindicatos verticales, en los consejos de ministros de Franco. ¿Aspiran con estos dos fichajes a la recuperación de votos ecolo-izquierdistas y sindicalistas?
Somos súbditos de un régimen del crimen y la mentira, que despeja su andadura a golpe de operaciones quirúrgicas. En el 23-F hubo cirugía mayor; en el 11-M, cirugía extrema. Ahora el borboneo se ha limitado, aparentemente, a cirugía menor. Pero no por ello carece de importancia. Los recientes cambios gubernamentales no tratan de salvar a Zapatero, sino de salvar al PSOE de la deriva estrafalaria y desacreditada del zapaterismo, dando la vuelta a las encuestas electorales. Y si esto resulta imposible y el PSOE es derrotado en 2012, procurar que la retirada se realice con orden, para permitir un pronto contraataque. La vía principal para ello es un propósito concentrado en lo político: la pazzz en el país vascongado. Una pazzz consistente en considerar como guerra al asesinato terrorista de más de 800 españoles, en legitimar a los matarifes del tiro en la nuca y el coche-bomba como heroicos guerreros de la “patria vasca” y en transformar a una región española en nación con derecho a consultas de autodeterminación. Todo lo cual se inserta en la lógica global de confederalización del régimen, que tiene al PSOE como eje político principal. De ahí la necesidad vital que el régimen tiene en su preservación.
Han tirado la toalla en lo económico. Dan por descontado que vamos hacia el default, pero ya nos salvará “Uropa”. Hasta ese momento,hay que cumplir con lo que nos ordenen: reforma de las pensiones, continuidad de la supeditación energética a otros países, transformación de las cajas en bancos, venta de acciones estatales en el antiguo sector público, despidos a espuertas, avalancha de impuestos…
Probablemente fuerzan a Zapatero a permanecer como presidente nominal hasta conocerse los resultados electorales de mayo de 2011, a la espera de un estrechamiento de la distancia electoral con el PP de que hablan las encuestas. Si no es así, probable cambio de caballo.
El PP, que había centrado sus esperanzas en la debacle económica, ocultando celosamente sus alternativas neoliberales ante la misma, ya quedó seriamente desnortado con el vuelco de Zapatero en mayo. Desde entonces ha tratado de mantener el tipo mediante lágrimas de cocodrilo por la suerte de los pensionistas congelados y otros desmarques populistas. Reducido a un partido carroñero, sin otra demanda que la de elecciones inmediatas, el reciente cambio de gobierno ha acentuado su descolocación. Su realidad es que el PSOE le ha quitado las tres cuartas partes de su programa económico y que está hundido hasta el tuétano en la marcha hacia la «nación de naciones». Y ahora, cuando se le termina lo de «Zapatero dimisión», tampoco podrá, en virtud de los pactos sobre el 11-M, decir nada serio contra Rubalcaba, salvo hurgar en el asunto Faisán.
Lo importante para el PNR
A pesar de que existe una enorme brecha en intención de voto a favor del PP; las perspectivas electorales están completamente abiertas. Pero esto no es lo importante sobre lo que el Partido Nacional Republicano desea llamar la atención.
Lo importante es que derecha e izquierda son la misma mierda. Que ninguna “alternancia” nos sacará de la catástrofe política, económica, social y moral a la que nos ha arrojado la monarquía de los banqueros. Que el enemigo no es sólo Zapatero o Rubalcaba, sino también el PP y el resto de partidos del régimen. Que gane quien gane en la próxima fase de circo electoral, los españoles, ante todo los trabajadores, perderemos. Hoy no hay nada más utópico que las demandas de reforma del régimen y del capitalismo.
La necesidad de la república nacional española, de la ruptura política con Eurolandia, en nombre de una nueva Europa, y del avance hacia un socialismo mayor de edad son los objetivos generales en los que seguirá insistiendo el PNR. Y en cuanto al camino hacia los mismos, debemos aprender de la experiencia histórica. Ni pantomimas en forma de huelgas generales, ni pitadas o abucheos, ni elecciones sirven para nada. Sólo puede ser eficaz la acción política de masas planteada al margen de los cauces institucionales del régimen.