El mismo día en que se hacía pública la cifra de más de 3 millones de parados, la Dirección General de Trabajo del Ministerio de Trabajo e Inmigración autorizó el expediente de regulación de empleo (ERE) temporal presentado por Renault que afectará a 10.311 trabajadores de Valladolid, Palencia y Sevilla. Las razones invocadas por el Ministerio de Trabajo de Zapatero son pura y simplemente las del capitalismo: “la adecuación de la producción de vehículos a la situación de demanda real del mercado” y “garantizar la continuidad del proyecto empresarial”. Las necesidades de los trabajadores le importan un pimiento.
Así, la Renault se suma a la oleada de EREs que, con Nissan Motor Ibérica y SEAT a la cabeza, ha comenzado a azotar la industria del automóvil. Esta industria, toda ella en manos extranjeras, es la fundamental en toda España; por cada empleo que se pierde en ella, se pierden otros tres en la industria auxiliar, en la que ya son incontables los ERE, como el de Pirelli. Pero son todos los sectores industriales los que se hallan amenazados.
Las grandes empresas están aprovechando la crisis para reajustar plantillas. Como dijo hace poco un alto directivo de Nissan, “el futuro pasa por una ´redimensión permanente´ que asegure la competitividad ante los ajustes del mercado”. Y esta ´redimensión´ pretende además acoquinar a los trabajadores; se trata de que agachen la cabeza y se avengan sufrir el siguiente ataque, que serán las rabajas salariales y, finalmente, el abaratamiento de los despidos.
Zapatero se dispone a cubrir de millones de euros a las empresas del automóvil para que escalonen temporalmente los ERE, haciéndolos suspensivos y no inmediatamente extintivos, con el objeto de evitar explosiones sociales. CCOO y UGT defienden la permanencia de los puestos de trabajo… con recorte de retribuciones. Consigna de Toxo y Méndez: “antes es el empleo que las mejoras salariales’”. Es su forma de ayudar al capitalismo en bancarrota.
Ya hemos visto la jugada de esos “sindicatos de clase”. Primero: cuando no tienen más remedio, convocan acciones corporativas –limitadas, por ejemplo, al sector del automóvil-. Segundo: restringen esas acciones al marco de las “nacionalidades”, dividiendo de antemano la movilización de los trabajadores españoles. Tercero: se dedican a pedir peras al olmo. Con ocasión de las recientes movilizaciones en Valladolid han rogado a la Junta autonómica que convenciese la dirección de Renault ¡para que vuelva a fabricar un "coche convencional", con el fin de que los currantes de Valladolid mantengan cargas de trabajo!. Así, los jerarcas sindicales quieren hacer creer que la misión del capitalismo es crear puestos de trabajo y no obtener beneficios Suplican que el capitalismo deje de ser capitalismo, cuando está en su naturaleza deslocalizarse si no consigue ganancias en un sitio.
El Partido Nacional Republicano dice claramente a los trabajadores: si no estamos dispuestos a enfrentarnos con el actual sistema político y social, más vale que nos resignemos al paro y la miseria y no demos la culpa a nadie. La única salida real es unirnos al margen de los discursos de bonzos sindicales y por encima de los cortijos autonómicos, para derrocar a la monarquía de los banqueros; oara instaurar una República Nacional que otorgue al trabajo su dignidad central, que intervenga la economía a favor del pueblo español y no de una minoría de poderosos. Y, en ese camino, defendámonos sin atender a los llamamientos la salvación de un sistema irracional, injusto e incompetente.
Para ello, el Partido Nacional Republicano propone que se asuma la exigencia de una oposición frontal a los ERE y a la moderación salarial planteada por algunos sectores de luchadores. Este planteamiento es equivalente a la tradicional consigna obrera del reparto del trabajo existente entre todas las manos disponibles, sin merma de retribuciones. Se nos dirá que tal propuesta supondría socavar pilares básicos del capitalismo. Entendemos que es lo mínimo que se merece.
Al mismo tiempo que el Ministerio de Trabajo anunciaba los ataques antes citados, su titular, Celestino Corbacho, prevenía la posible entrada en déficit del INEM en este mismo año. Tampoco esa quiebra tiene solución dentro del régimen vigente. Pero sí hay medidas para comenzar a atajarla:
- Reducción de los Presupuestos asignados a la Casa Real. Supresión de los 640 asesores personales de Zapatero. Supresión de Ministerios. Reducción de un tercio de los parlamentarios de las Autonomías y de los ministrillos-consejeros de las mismas, con sus consiguientes Secretarías Generales, Direcciones Generales y cargos de confianza. Supresión de las múltiples embajadas autonómicas por todo el mundo.
- Retirada de las subvenciones a las TV y radios autonómicas, a los partidos políticos, iglesias, sindicatos, ONG y artistas diversos del Régimen.
Estas medidas tampoco caerán del cielo. Habrá que imponerlas mediante la movilización directa. Las cosas son así. Como siguen cantando los Ilegales:
«No hay nada sin lucha, ni aire que respirar;
no eres su juguete, ¡levántate y lucha ya!»